Ahora el deporte y la energía juegan en la misma cancha
- John Correa Romero
- hace 3 horas
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Por: John Correa

En Barranquilla, dos barrios populares acaban de marcar un gol que no es solo deportivo, sino energético, social y ambiental. Las comunidades de Adelita de Char y Las Malvinas están siendo testigos de una revolución silenciosa: la construcción de las primeras canchas solares del país. Y no se trata solo de una obra de infraestructura, sino de una apuesta política, técnica y comunitaria por cambiar la forma en que generamos y usamos la energía.
Imaginemos una cancha de fútbol techada. Ahora pongamos en ese techo decenas de paneles solares. Y pensemos que esa energía no solo sirve para iluminar el escenario deportivo, sino para reducir la factura de energía de más de 300 familias en el barrio. Eso es lo que se está construyendo en Barranquilla. En Las Malvinas, la estructura ya está en un 80% instalada; en Adelita de Char, se han completado las bases y mallas perimetrales. Entre ambas, sumarán más de 500 paneles solares.
Pero el valor de estas canchas no está solo en los kilovatios que podrán generar. Su diseño incluye drenajes sostenibles, muros protectores para los niños, zonas de sombra para los espectadores y, lo más importante, fue co-creado con la comunidad. Las mejoras en los bajantes pluviales o las solicitudes de espacio para la sombra no fueron caprichos técnicos: fueron demandas vecinales atendidas. Aquí, la energía se diseña desde el territorio.
Un modelo de comunidad energética urbana
Este proyecto no es un caso aislado. Forma parte de la estrategia del Gobierno Nacional por promover comunidades energéticas: colectivos organizados que generan, consumen y gestionan su propia energía renovable. En un país donde millones de personas viven al borde de la pobreza energética, iniciativas como estas se convierten en una solución tangible.
Que una cancha de fútbol se transforme en una central de energía distribuida es una forma concreta de decir que la transición energética no es sólo para los expertos, ni sólo para las grandes empresas. Es para la gente. Y con la gente. Como dijo recientemente el ministro Edwin Palma, "la transición se hace escuchando a las comunidades". Esta es una muestra de que eso es posible.
La iniciativa Colombia Solar busca llevar energía fotovoltaica a un millón de familias. En el Caribe, donde los subsidios no alcanzan a aliviar las tarifas, los proyectos de autogeneración comunitaria pueden ser la diferencia entre pagar el recibo o comer. Las canchas solares son un primer paso. Pero su verdadero poder está en ser replicables.
Hoy están en Barranquilla. Mañana podrían estar en Cartagena, en Montería, en cualquier barrio de Colombia donde la energía siga siendo un privilegio y no un derecho. Porque si algo nos está demostrando este proyecto es que la soberanía energética también se puede jugar a ras de cancha.
Mientras algunos siguen discutiendo si la transición energética es viable, en Las Malvinas y Adelita de Char ya la están construyendo, panel a panel, gol a gol. Estas canchas solares no solo están cambiando la forma en que se juega el fútbol en los barrios, están cambiando la forma en que se construye la esperanza desde la energía. Y en ese partido, todos deberíamos querer jugar.
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